LOS RETRATOS DEL REY D. SEBASTIÁN

Joana 1

D. Sebastián nació como príncipe heredero del trono de Portugal el 20 de enero de 1554 y murió con veinticuatro años en la batalla de Alcácer-Quibir el 4 de agosto de 1578. Fue hijo póstumo del príncipe de Brasil Don Juan Manuel, muerto dos semanas antes del nacimiento debido a su frágil salud, y de su prima la infanta de Castilla Doña Juana de Austria, hermana de Felipe II.

Joana 2

SU MADRE, Dª JUANA DE AUSTRIA

Joana 3

Cuatro meses después de dar a luz la infanta regresa a Castilla dejando al pequeño Sebastián en manos de las amas de leche y al cuidado de su suegra y tía la reina Dª Catalina de Austria (hija menor de Dª Juana, la loca). Sólo volvió a verle a través de los retratos que de él encargó.

Joana 4

Muchos historiadores -y las madres en particular- se interrogan sobre las causas profundas de la salida repentina de Portugal de la infanta desligándose de su hijo y no es fácil encontrar la respuesta cierta.

Se ha hablado que el dolor por la pérdida del joven marido, su carácter firme, altivo y su tendencia al aislamiento provocaron un ambiente de hostilidad en la corte hacia ella. El otro motivo responde a la llamada de su padre y su hermano para cumplir con la obligación dinástica de desempeñar funciones de gobernadora en las frecuentes ausencias de estos, cargo que desempeñó.

La cuestión es que nunca más volvería a ver a su hijo, aunque le trató en la distancia. A través de cartas y envíos, la infanta se mantiene al tanto de la crianza de su hijo como cuando, a los cuatro años, D. Sebastián pide a su madre unas espadas y anteojos castellanos que hace llegar inmediatamente para complacerle.

SU ABUELA, SU INFANCIA Y JUVENTUD.

 Joana 5

En 1557, moría súbitamente y sin dejar testamento su abuelo D. Juan III. La reina viuda Dª Catalina de Austria dirige perfectamente la situación y asume con total capacidad la regencia hasta la mayoría de edad de su nieto D. Sebastián así como su custodia y educación.

La férrea oposición a esta fórmula estuvo representada por el cuñado de Dª Catalina, el cardenal infante D. Enrique, que aspiraba a la regencia. Pretendió educar al heredero y formó dos bandos o facciones en la corte portuguesa que pudieron torcer la correcta orientación formativa del joven.

Lo cierto es que los dos únicos nietos de Dª Catalina, D. Sebastián y D. Carlos (hijo de Felipe II y de María de Portugal), fueron su mayor quebradero de cabeza. Estos primos sólo tenían cuatro bisabuelos cuando lo habitual es tener ocho. La elevada consanguinidad, fruto de la interesada política matrimonial de los Austrias, provocó trastornos físicos y psíquicos considerables en ambos que aceleraron sus desdichados finales.

D. Sebastián vivió buscando el peligro inútilmente, soñando quimeras y cerrándose en un mundo de fantasías, guerra e irrealidad. Practicó una vida ascética de monje caballero más propia de la época medieval. La obsesión por África, por su conquista, le llevó al dramático final perjudicando el prestigio y la grandeza del imperio portugués.

Durante su primera incursión a la conquista de África, burlando a su abuela, esta tuvo que amenazarle para que volviera diciendo que si no lo hacía, ella iría a buscarlo. El escándalo que esto provocaría le hizo reflexionar, regresando, pero sólo aplazando su íntimo proyecto de gloria.

El 12 de febrero de 1578 moría Dª Catalina, sólo seis meses antes que su nieto, pronunciando estas palabras ante la inminente partida de su amado nieto hacia la última e inútil batalla en África:

¡Oh, no vaya Su Alteza de ningún modo a Berbería, aconséjenle que no vaya, que lo mismo que hice siempre lo hago ahora. Oh, no vaya, que no conviene!

SUS RETRATOS.

Joana 6

D. Sebastián no estuvo nunca en Madrid, aunque diversas versiones oficiosas no acepten su muerte sino su desaparición. Una de estas versiones, la del Pastelero de Madrigal (con expediente en el Archivo de Simancas) lo sitúa en Roma y luego en Madrid antes de llegar a Madrigal de las Altas Torres. 

Lo cierto es que estuvo en Badajoz y Guadalupe con motivo del encuentro con su tío Felipe II para tratar dos temas candentes: la ayuda de Castilla para la guerra prevista en África y el compromiso matrimonial del joven monarca con Isabel Clara Eugenia, su prima.

Además del magnífico retrato del Museu de arte Antiga, Madrid tiene dos grandes retratos del rey Don Sebastián encargados por su madre a la corte portuguesa para conocer la evolución de su hijo. Uno de ellos se encuentra todavía en el último escenario de su vida y fundación personal, el Monasterio de las Descalzas Reales, desde 1567.

Joana 7

El otro se encuentra en el Museo del Prado y, si bien no está expuesto, podría acompañar perfectamente al retrato de su madre realizado por Antonio Moro en lugar del bufón que la escolta, del mismo autor. Procede igualmente de las Descalzas Reales donde estaba en 1573, año en que murió Dª Juana, y fue adquirido por el Museo del Prado en 1998.

Joana 8

Sin embargo el Museo del Prado dispone de otro retrato de D. Sebastián que se encuentra depositado en el Museo Municipal de San Telmo en San Sebastián.

Joana 9

Aunque parece haber alguna duda tanto del personaje como del propio pintor, es preciso señalar que existe un retrato de características similares en el Kunsthistoriche Museum de Viena, en el que no se ofrecen dudas ni del personaje ni del autor.

Joana 10

Un amable lector nos envió la imagen de un nuevo retrato del rey D. Sebastián de Portugal (1554-1578), en posesión de su familia desde hace 150 años. Se trata de otro retrato de cuerpo entero del malogrado rey atribuido a Cristovão de Morais. Está realizado en fecha posterior a los que se conservan en el Monasterio de las Descalzas Reales y en el Museo del Prado, del mismo autor, ya que en este se representa al rey con una edad cercana a los 24 años mientras que en los otros es representado como adolescente. Ha sido restaurado y subastado recientemente. 

Joana 11

Procede de la Colección del marqués de Leganés y posteriormente de la Colección del duque de Sesto. Hay que señalar que la colección del marqués de Leganés alcanzó, en palabras del Museo del Prado, un total de 1333 obras entre los años 1630 y 1642, conteniendo pintura flamenca, desde los primitivos hasta el siglo XVI y XVII, los grandes del renacimiento italiano hasta el manierismo y barroco y una completa representación del XVI y XVII español.

La colección permaneció prácticamente indivisa durante los siglos XVII y XVIII hasta que en 1711 pasó a los condes de Altamira, apareciendo este cuadro por última vez en el inventario de la Colección Altamira de 1726. Con la ruina de esta casa a principios del siglo XIX, los restos de la colección fueron vendidos en subasta pública en 1833. Las obras de esta colección que están actualmente en el Museo del Prado son fruto de los regalos de Leganés a Felipe IV que pasaron a engrosar la colección real.

Puede ser una de las últimas representaciones del rey Don Sebastián, basado en un retrato desaparecido pintado en Portugal antes de su partida hacia África donde moriría en 1578. Tras su muerte, este retrato serviría de modelo a muchos otros como los atribuidos a Alonso Sánchez Coello de los museos de San Telmo de San Sebastián y del K.H.M. de Viena, ambos de medio cuerpo; por lo que este retrato sería probablemente la única obra conservada que representa a Don Sebastián de cuerpo entero como adulto.

Comprobamos el extraordinario parecido entre el original y las copias y nos llama poderosamente la atención el hecho de que los atribuidos a Sánchez Coello sean retratos de medio cuerpo. Pero antes vamos a saber algo más sobre la vinculación de estos dos pintores con Portugal.

Alonso Sánchez Coello se formó como pintor en Portugal estando su abuelo al servicio del rey D. João III. En 1550 fue enviado a Flandes donde aprendió a retratar con Antonio Moro, con el que regresó a Lisboa en 1552. Allí quedó bajo el mecenazgo de Dª Juana de Austria, Tras la muerte de su marido y el nacimiento de su hijo D. Sebastián, Juana de Austria regresa a Valladolid con Sánchez Coello como su pintor en 1554, transfiriéndose la escuela de retratos iniciada por Moro de Portugal a España.

Por su parte, Cristóbal de Morales (o Cristovão de Morais, según distintas fuentes), formado igualmente en Flandes, fue un pintor manierista activo en la Corte de Lisboa entre 1551 y 1573. La estancia de Antonio Moro en Portugal durante 1552 fue decisiva para el desarrollo de la escuela de retrato portuguesa, ejerciendo gran influencia también en Morales. A diferencia con Sánchez Coello, Cristóbal de Morales trabajó en Lisboa desde tres años antes de nacer D. Sebastián hasta su partida para África por lo que pudo perfectamente hacer este retrato, al igual que los anteriores, del natural.

Joana 12

Los retratos de D. Sebastián encargados por su madre desde Madrid fueron del agrado de esta y mandados copiar nuevamente al pintor de corte Alonso Sánchez Coello en formatos más pequeños, aptos para viajar. Era una práctica habitual de la época, como comprobamos con este último retrato de juventud.

También observamos en este retrato la fuerte constitución física de D. Sebastián. De ello nos da noticia una biografía de D. Sebastián cuando dice que su aspecto físico era el de un adolescente fuerte y atractivo y que los cronistas de la época hablan de él como de un joven de hermoso aspecto. De la misma manera se manifestaba el embajador español en Lisboa D. Juan de Borja, señalando que era un joven robusto gracias a los ejercicios que hacía. Su conocida afición a la caza del jabalí y a cabalgar también avalaría el saludable aspecto físico que refleja en el cuadro.

Finalmente, existe un retrato romano de un supuesto D. Sebastián de finales del XVI que alimentaría la leyenda de la desaparición y posterior estancia de D. Sebastián en Roma hacia 1585. Tendría por tanto treinta y un años, edad que puede representar el personaje retratado.

Joana 13

EL MITO INDO-EUROPEO DEL REY PERDIDO

El mito del Rey Perdido es el de un gran jefe político-militar, el gran caudillo de un pueblo que “desaparece”, esperando el fin de los tiempos, para luego volver poniendo fin a un ciclo histórico agotado e inaugurar una nueva etapa heroica y ascensional. Todos los países de Europa sin excepción, tienen en común el mito del Rey Perdido: Un rey justo, legítimo y amado por sus súbditos, que desaparece misteriosamente; todos se niegan a creer que haya muerto, se ha retirado a un lugar oculto y volverá cuando la hora sea propicia para ponerse al frente de la legión de los elegidos en la batalla final contra las fuerzas del mal.

Caudillo derrotado en ocasiones, en otras muerto, pero que su cadáver jamás se encuentra o simplemente líder victorioso de un período áureo consciente de la etapa de descomposición y decadencia en que vive la humanidad y que deciden pasar a una especie de estado de letargo hasta que se produzca la renovación del tiempo de la que él mismo será vehículo.

  
El rey Don Sebastián es el representante en Portugal de dicho mito. Según la leyenda, en el año 1578 desapareció durante la batalla de Alcácer-Quibir contra los moros y reaparecerá en un día de bruma para continuar su lucha contra las fuerzas del Mal.


Por Antonio Iraizoz García (*)

POST SCRIPTUM

 

Tras la publicación de este artículo en el blog Pessoas en Madrid, recibimos una extensa y críptica correspondencia anónima sobre la presunta descendencia D. Sebastián en Juan Grande (Gran Canarias), procedente de un naufragio en Playa Galeón, municipio de Arguineguín…

BIBLIOGRAFÍA

Serrão, Vítor.  História da Arte em Portugal. O Renascimento e o Maneirismo (1500-1620). Ed. Presença. Lisboa, 2001.

Villacorta Baños-García, Antonio. D. Sebastião, Rei de Portugal. A Esfera dos livros. Lisboa. 2006.

FUENTES

Museo del Prado

Patrimonio Nacional

Museu Nacional de Arte Antiga. Lisboa.

Museo de San Telmo. San Sebastián.

Blog Cuaderno de Sofonisba

AGRADECIMIENTOS

 

A la familia López de Sagredo, por su amable colaboración y aportación de datos.

(*) El autor, arquitecto urbanista e investigador, creó en 2011 el blog de historia y cultura portuguesa relacionada con Madrid “Pessoas en Madrid” https://pessoasenmadrid.blogspot.com/    

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